Los senderos que transitamos a lo largo de nuestra vida están marcados y condicionados por personas que se convierten en referentes que nos ayudan a caminar con mayor seguridad y destreza, generalmente, afines a nuestra profesión. Los cimientos de la educación, entre otras disciplinas, están fuertemente vinculados a las maestras vitales, mujeres que, sin saberlo, han allanado el camino que hoy recorremos y que merecen ser leídas y recordadas, como un eco en el tiempo.
La educación es una ciencia viva y en continuo cambio. La fiabilidad de
determinadas metodologías o herramientas suele ser cuestionada por un motivo fundamental: la falta de evidencias que avalen su valía e impacto positivo en el aula. Los profesionales de la educación deben entender la importancia de dejar huella, no solo en el corazón de sus estudiantes, sino en la propia disciplina que están ejercitando.
El presente artículo pretende transmitir una reflexión personal sobre los límites que no deben traspasarse en materia educativa con motivo de la situación actual vinculada al COVID-19