Hace un año hablábamos osbre los derechos de corazón a corazón de la infancia, preguntamos a la buena gente de Alaya por esos derechos imprescindibles que debíamos regalar a la infancia. Entonces desconocíamos cómo iban a cambiar los siguientes 365 días la vida de la infancia: colegios cerrados, parques prohibidos, población confinada, mucha música y energía, sobre todo energía.
Hace muchos años, Gianfranco Zavalloni escribió la Carta de los derechos naturales de los niños, que recoge sus 10 derechos fundamentales de la infancia, derechos que deberíamos recordar, por ejemplo, cada inicio de curso para ser más conscientes de las necesidades que ya entonces se habían detectado y que demasiadas veces siguen sin estar cubiertas.
Hoy, centrados más en la construcción que en la destrucción, en mirar la luz, en subir la montaña, en esta ocasión nos hemos acercado a la infancia para preguntarla por sus descubrimientos durante el confinamiento y, como siempre, nos han sorprendido.
Hoy es un día importante para la infancia, pero el resto del año no deberíamos olvidar los derechos más básicos: derecho a ser, derecho a tener una familia y derecho a jugar.
¿Qué descubristeis vosotras durante el confinamiento?
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