Saltar al contenido

Tiempo para despedirse

esperando un nuevo día

Cada día nos hacemos y nos deshacemos. Nos vamos construyendo y deconstruyendo. Es un proceso complejo, donde cada ladrillo se coloca, se revisa, se rehace y encuentra su lugar. Llevo 37 años aprendiendo, durante esta vida he asumido distintos roles, en los últimos 19 años estoy más activo en el papel de profesional del aprendizaje. Y cada vez que me miro al espejo, cada vez que reviso mi práctica voy constatando momentos, detalles de mi evolución. Las cosas claras: no somos iguales que cuando empezamos, somos diferentes, ni mejores ni peores, solo diferentes; respondemos ante un contexto diferente en cada momento.

Mi última gran evolución gira en torno a las emociones, a dejar brotar aquello que nace dentro de mí y no ponerle barreras. Este géiser ha rotado mi ángulo de visión hacia muchos aspectos de mi práctica de aula. Cada vez que miramos desde una nueva perspectiva, entendemos nuevos matices de nuestro contexto. Aprendemos a mirar a las familias, a los niños, a los compañeros, a nuestros jefes…

Si sois activos en facebook, habréis detectado unos vídeos que se están haciendo famosos en los que los niños saludan a sus compañeros de formas muy variadas. Es importante dar la bienvenida a los compañeros de viaje. Siempre comento en clase que si los perros se huelen el culo cuando se encuentran por la calle, qué menos que las personas se den un buenos días o buenas tardes o un sencillo hola. Porque ser educados y respetar a los niños que no quieren dar besos ni abrazos no es incompatible. Una persona educada, saluda en el encuentro y se despide en la partida.

En el aula, empezamos la jornada saludando a todos los que nos acompañan. Normalmente es el «vigilante» (o encargado o responsable o ese rol que cambia cada día siguiendo un orden previamente establecido) quien decide la forma en la que desea dar la bienvenida a cada compañero. Y, al final de cada día, busco un hueco antes de irnos a casa para que podamos despedirnos y desearnos una gran tarde. Y en ese breve contacto, de apenas unos segundos, es increíble la cantidad de energía que transmiten, siempre respetando el estilo que cada uno quiera o necesite.