Cada día deberíamos dedicar un ratito a bajar al suelo y sentarnos a la altura de las criaturas. Cambiando el punto de perspectiva miraríamos el mundo con los ojos de la infancia. Y quizá seríamos capaces de tomar su sencillez. Es más fácil de lo que parece, pero para verlo tienes que bajar un poquito.
Y tú, ¿qué ves?